viernes, 22 de mayo de 2009

Soledad

Tú acaricias sentimientos
con el suave tacto de una hoja.

Mi fiel compañía,
hoy confieso que mentía
al decir que no te quería.

Te fui infiel en momentos de mi vida,
con la presencia de otras personas
que no llenaron mis días.

Pero siempre tuve claro
que tú eras la elegida,
el silencio que me arroparía,
mi brújula escondida
para guiarme a la alegría,
del dulce sin vivir
que contigo viviría.

sábado, 16 de mayo de 2009

Antonio Vega, ese eco melancólico.

Acabo de estrenar blog y quería rendir un homenaje especial a Antonio Vega. Con esto no quiero ocultar sus vicios ni su mala vida de la que tanto se ha hablado, no pretendo decir que su vida ha sido un ejemplo ni mucho menos, sin embargo Antonio con su muerte deja un gran legado musical. Raro es el artista del panorama nacional actual que no haya sido influenciado por su música, y es que si de él se decía que era el mejor letrista, era por algo.

Lo primero que le viene a uno son las anécdotas. Una que os he contado a varios muchas veces es la de como conseguí su púa y la baqueta de Mario, que le acompañó a la batería en ese concierto, pero contarla me llevaría a recordar que acabé perdiendo esa púa.

Lo que viene luego son los agradecimientos, y yo personalmente le debo mucho. Gacias a Antonio la música ahora mismo es la mitad de mi vida, y si esto es así es gracias a que fueron sus canciones las primeras que me empezaron a emocionar, las primeras que hicieron preguntarme cosas, a ir más allá de las notas y melodías que aparecían en primer plano intentando investigar lo que ocurre detrás de una canción.

Tardé tiempo en dar respuesta a esa inquietud que me brotaba al escucharle y todavía me queda mucho por madurar, pero lo más difícil me lo ha hecho más fácil, y lo que me queda seguirá siendo a su lado, ya que por suerte sus canciones siguen.

Una de las mejores frases que le he oido decir es en Una décima de segundo, cuando dice: Y es que no hay nada mejor que remover el tiempo con el café. Yo seguiré recordándolo y seguiré removiendo el tiempo con sus canciones.

Aquí os dejo dos canciones muy personales y que espero que os gusten.

http://www.youtube.com/watch?v=egctZEBq_1E

A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.

Ni concibe mi alma mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,

porque, en este proceso a largo plazo
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo

Esta canción es un soneto de Gala que en un principio compuso para Clara Montes. Le transmitía muy buenas sensaciones y le llegaba a emocionar cuando la interpretaba. Sin duda de lo mejor que nos ha dejado.

http://www.youtube.com/watch?v=NKICalphNuA

El elixir de juventud es una canción con la que he vibrado infinidad de veces. Desde luego de las que más fuerza tenía en sus directos.

Fue el día en que escuché tu voz, Antonio, seguí tu eco hasta un rincón...y ahora tomas forma de canción. Hasta siempre.

viernes, 15 de mayo de 2009

Naufragio

Como en un juego de barcos,
mi vida en un naufragio…

C3, C4: Tocado, hundido,
aplastado y humillado.

Y yo quedo tan solo,
tan sólo derrotado.

Y en medio de un océano,
buscando la alegría
por mundos fantasiosos
de profundo enmascarado,
buceo con sirenas
por corales solitarios.

Derrota preventiva

Corrían las balas disparadas de un cañón,
cuando huí por las praderas
desconsuelo y apatía.

Sin echar la vista atrás.
corría sin saber a dónde.
Huía sin saber de qué
…o de quién.

Y corría por miedo,
más y más deprisa
rumbo al desconcierto:
Longitud esperanza, latitud agonía.

Y llegó el silencio deseado
revelándome el secreto,
de un conflicto ya anunciado
por los siete mares a los cuatro vientos…

El humo de las balas,
con el batir de tus alas,
se esfumó de la pradera.

La batalla terminó
sin ni siquiera comenzar.

Aquella fue mi derrota preventiva.
Los tratados no escritos
quedaron sellados,
en este acuerdo de paz
que no firmó ninguno.

Llegó la tregua permanente
para esta guerra inerte.